18 September 2007

Libia: acuerdo UE, silencio sobre los crímenes

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ROMA, 18 septiembre 2007 - "Hemos obtenido la autorización para seguir adelante con el suministro a Libia de material para un sistema de vigilancia electrónica de sus fronteras sur” es lo que ha dicho hoy el Ministro del Interior Italiano Giuliano Amato, tras acudir al Consejo UE de Asuntos Interiores. Amato comentó que la Unión Europea, durante las negociaciones para solucionar el caso de las enfermeras búlgaras ,“se había comprometido” a garantizar su ayuda a Trípoli en la vigilancia de la frontera meridional: “hoy hemos logrado obtener el mandato para la Comisión, de manera que se pueda cumplir con el acuerdo firmado por la Comisaria de Relaciones Exteriores y Política Europea de Vecindad, Benita Ferrero-Waldner, y el Viceministro de Asuntos Exteriores de Libia, Abdullati Abrahim Al Obeidi, justo cuando se acababa de encontrar una solución al caso de las enfermeras búlgaras. En la 'cláusula 5' - ha vuelto a recordar Amato – la Unión Europea se comprometía a equipar Libia con un sistema de vigilancia electrónico de la frontera sur. Hoy hemos logrado el mandado para seguir adelante”.

Todo esto sucede mientras los testimonios de los que desembarcan en Sicilia, recogidos recientemente incluso por el New York Times, confirman los gravísimos abusos sobre los migrantes cometidos por las autoridades de Libia. Encarcelamientos arbitrarios, detenciones sin procesos durante meses y en condiciones degradantes y inhumanas, episodios de acosos y torturas, ejecuciones sumarias, violencias sexuales, repatriaciones de los refugiados políticos y expulsiones en pleno desierto, a la misma frontera sur; Europa ahora se compromete a vigilar para obtener en cambio el acceso de las patrullas Frontex en aguas Libias.
Todas estas acusaciones están ampliamente documentadas por los testimonios recogidos en los informes de Human Rights Watch (disponible en ingles, francés y árabe), de Afvic y en el libro "Mamadou va a morire. La strage dei clandestini nel Mediterraneo - Infinito edizioni".Mientras tanto, a Misratah, continua el calvario de más de 600 eritreos (entre los que se encuentran mujeres y niños) detenidos desde hace más de un año a pesar de ser refugiados reconocidos por ACNUR. Si los 600 son repatriados, como es muy probable, están sometidos al riesgo de cárcel y la tortura.

El gobierno Eritreo ha sido acusado de graves violaciones de los derechos humanos por Amnistía Internacional, Human Rights Watch, Reporteros sin Fronteras, Naciones Unidas e incluso por la misma Unión Europea. A pesar del pacto de no beligerancia firmado conjuntamente por Eritrea y Etiopia en Argel en el 2000, el estado de guerra de hecho continua hasta hoy desde 1998. Chicos y chicas, alcanzada la mayor edad, se ven obligados a la leva por tiempo indeterminado y los desertores son castigados con la cárcel. En junio de 2005 han sido fusilados 161 jóvenes, acusados de deserción, al haberse escapado de los cuarteles. En los últimos meses la policía eritrea sigue arrestando, en Asmara, a los familiares de los jóvenes huidos del ejercito. Las familias han sido obligadas a pagar sumas ingentes de dinero para evitar la cárcel. Además se persigue a los periodistas, a los que se proclaman objetores de conciencia, a los políticos y a los líderes religiosos. Han evitado este destino los 2.589 eritreos desembarcados en las orillas de Sicilia en el 2006. Se trata del 12% de los 22.016 extranjeros desembarcados en Italia el año pasado y del 20,8% de los 10.438 solicitantes asilo durante el mismo periodo. Libia en 2004 y en 2006 ha entregado a su país ciudadanos eritreos, sirviéndose incluso de un vuelo pagado por Italia (en 2004 se devolvieron a Eritrea 109 pasajeros según un informe UE). El 27 de agosto de 2004 un avión que provenía de Tripoli y que tenia que repatriar 75 eritreos, fue desviado por los mismos pasajeros hacia Khartoum, en Sudan. 60 de los 75 pasajeros fueron reconocidos como refugiados políticos por el Alto Comisariado de Naciones Unidas para los Refugiados. Si hubiesen aterrizado en Libia habrían acabado como los 223 expulsados por Malta entre septiembre y octubre de 2002, es decir retenidos en la Cárcel Adi Abito y, tras una tentativa de huida, transferidos en la cárcel de máxima seguridad de Dahlak Kebir y, algunos de ellos, muertos.

Esperamos que se logre, por lo menos, discutir el asunto en la Sesión Plenaria sobre Inmigración del Parlamento Europeo en Estrasburgo el 26 septiembre 2007. Se han superado todos los límites. La esquizofrenia de la Unión Europea ha llegado a tal punto que, mientras se financia a Libia para evitar que los eritreos, entre otros, alcancen las orillas sicilianas, en una declaración del 18 septiembre 2007 “se deploran decididamente” las “graves violaciones de los derechos humanos en Eritrea”.

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