Traducido para Rebelión por Gorka Larrabeiti
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Analizando con detalle los datos que ha recogido Fortress Europe de la prensa internacional, en el primer semestre de 2009 se han registrado 339 víctimas en la ruta hacia Malta y Lampedusa (frente a las 650 del mismo periodo de 2008), 87 frente a las costas de España (frente a las 136 de 2008) y 8 en el Egeo (frente a los 199 de 2008), entre Turquía y Grecia. Se tiene noticia de una víctima entre Argelia y Cerdeña: un cadáver recogido cerca de las isla de Cavoli, en la zona de Cagliari, que hace pensar en un posible naufragio del que no se sabe nada más. Otros tres emigrantes, muy posiblemente refugiados afganos, perdieron la vida bajo los camiones que desembarcan de Grecia en los puertos italianos del Adriático. En Egipto, tres refugiados murieron por disparos de la policía egipcia en la frontera con Israel. Dos personas murieron en Ceuta intentando saltar la valla de seis metros de alta que sella esa frontera. Dos víctimas más también en Calais (Francia) cuyo puerto junto con el túnel del Canal de la Mancha representa el paso obligado para entrar clandestinamente en Inglaterra. Por último habría al menos 14 víctimas en la travesía del Sáhara en la primera mitad del año, según las poquísimas noticias que llegan de los países saharianos.
También en junio se han producido muertos: 29 en el estrecho de Gibraltar, frente a las costas españolas; 3 en Egipto, por disparos de la policía en la frontera con Israel; y uno en Italia: se llamaba Amir Rohol, tenía 19 años y era un afgano solicitante de asilo. Murió al caer de un Tir que había desembarcado en Ancona en la bifurcación de la autovía 76 con la A14.
Quizá muchos se valgan de estos datos para justificar las devoluciones a Libia. Lo decía también Joseph St. John, dirigente del ministerio de Interior maltés, durante un seminario en el que participé el pasado 17 de junio en Malta: devolver para salvar vidas humanas. Una refugiada etíope que estaba entre el público levantó la mano para pedir la palabra. "Perdone, señor ministro -dijo-, ¿qué diferencia hay entre morir en el mar y morir en Libia?". No creo que haya mucho que añadir.