06 July 2009

Habìa 74 refugiados eritreos entre los 89 inmigrantes rechazados el 1 julio

TRIPOLI, 6 de julio 2009 – Eran eritreos los pasajeros de la embarcaciòn rechazada en la costa de Lampedusa el pasado primero de julio. Estos podrìan ser rempatriados o encarcelados por largo tiempo en las prisiones libias, donde ya habìan sido arrestados. Los 65 hombres se hallan en el campo de detenciòn de Zuwarah. Las 9 mujeres en el campo femenil de Zawiyah, al oeste de Trìpoli. Recibimos la lista completa de sus nombres por parte de la comunidad eritrea de Trìpoli, pero por obvios motivos de seguridad, no podemos publicarla. Se trata, en su mayorìa, de desertores del ejèrcito. Son una pequeña parte de los almenos 130 mil refugiados eritreos en Sudàn. Desde hace años, en Eritrea, los muchachos y muchachas al alcanzar la mayorìa de edad son obligados a enrolarse en el ejèrcito por tiempo indeterminado y los desertores son castigados con la càrcel. El mismo destino les espera a periodistas, objetores de conciencia, polìticos y lìderes religiosos en un paìs que despuès de su independencia en el 2001 es cada vez màs autoritario. Italia conoce la situaciòn eritrea. La conoce tan bien que el año pasado concediò un permiso de estadìa a la mayor parte de los 2739 eritreos que desembarcaron en las costas sicilianas. Lo hizo en nombre de los acuerdos internacionales a favor de los refugiados polìticos. Pero ahora los tiempos han cambiado y los rechazos en el mar son la norma. Poco importa si son reenviadas en Libia personas cuya vida corre peligro en caso de reempatrio.

Despuès de todo, Maroni fue claro: “L’ Unhcr puede hacer en Libia la comprobaciòn de las personas que piden asilo”. El razonamiento es brutal. ¿Por què un refugiado debe pedir asilo en Europa cuando puede hacerlo còmodamente en Libia? ¿Pensaràn igual los 75 eritreos rechazados y arrestados? El Alto Comisionado de la ONU ya fue informado sobre el caso. Si todo sale bien, el reempatrio serà anulado y los pròfugos transferidos a Misratah. Un campo de detenciòn a 200 km al este de Tripoli, donde, desde el 2006, otros 600 eritreos esperan una soluciòn. La soluciòn—que es aquella propuesta por Maroni- se llama resettlement. Consiste en transferir a los refugiados politicos en un tercer paìs dispuesto a acogerlos voluntariamente. Italia lo hizo en 2007 con 60 mujeres eritreas que desde hacìa màs de un año habìan estado detenidas en Misratah. En ese mismo campo hay refugiados detenidos desde hace tres años. Màs que regresar a las prisiones eritreas o al las trincheras en la frontera con Etiopia prefieren permanecer ahì a gastar los mejores años de su vida y en espera que Italia y Europa abran la llave a cuentagotas.

Es uno de los efectos màs nefastos de la polìtica de rechazo. El derecho se ha convertido en un bastòn entre ruedas. Lo que no todos saben, sin embargo, es que cada uno de los 74 eritreos rechazados tendrìa derecho de presentar recurso a la Corte Europea, con grandes posibilidades de ganarlo, por violaciòn al derecho de asilo, a la prohibiciòn de tortura y al derecho de un juicio efectivo. Exactamente como hicieron el mes pasado 24 refugiados somalìs y eritreos rechazados en Trìpoli, asistidos por el abogado Giulio Lana del foro de Roma. Tendrìan derecho, pero no tienen acceso a un abogado. Actualmente todo es màs ràpido. Lo aprendieron en carne propia dos de los eritreos deportados. De nuevo, no podemos dar sus nombres. Cuando se dieron cuenta que el patrullero Orione de la Marina italiana se dirigìa hacia el sur, protestaron fuertemente a bordo. Segùn lo narrado por algunos de nuestros testimonios, habrìa habido una pelea con algunos oficiales lo que provocò que los dos pròfugos resultaran heridos. Nada que temer. Que los italianos duerman tranquilos; en fin que “Hemos parado al invasor”, como decìa la propaganda electoral de la Lega Nord.

En tanto, el domnigo 5 de julio, otros 40 emigrantes fueron rechazados en Libia por las patrullas italianas. Estaban en una patera a la deriva, 70 millas al sur de Lampedusa. Siete de los pasajeros, cinco de ellos mujeres, estaban en graves condiciones de salud por lo que fueron transportados a Catania, donde se recuperan.


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traducido por Cristina Liceaga