17 December 2009

Condenados y premiados: el extraño caso de los pescadores tunecinos

En Italia pende sobre sus cabezas una condena a dos años y medio de cárcel por resistencia a la autoridad pública. En Alemania acaban de recibir la medalla de oro al compromiso por la salvaguardia de los derechos humanos. Es el extraño caso de dos patrones de dos pesqueros tunecinos que el 8 de agosto de 2007 salvaron la vida a 44 náufragos en el Canal de Sicilia, los obligaron a desembarcar en Lampedusa y los llevaron a juicio, junto con sus cinco marineros, por favorecimiento de la inmigración clandestina. La sentencia fue pronunciada el pasado 17 de noviembre. Absueltos de favorecimiento, los dos patrones, Bayoudh Abdelkarim e Zenzeri Abdelbasset, fueron condenados a dos años y seis meses por no hacer caso a las órdenes de las autoridades italianas de mantenerse lejos de las costas de Lampedusa.

El pasado 13 de diciembre en Berlín se otorgó la medalla de oro de la Liga Internacional de Derechos Humanos, que lleva el nombre del periodista alemán premio Nobel de la Paz en 1935, Carl von Ossietzky, a Stefan Schmidt, patrón alemán del barco Cap Anamur, que también fue acusado de favorecimiento de la inmigración clandestina por haber salvado a 37 náufragos frente a las costas de Lampedusa en 2004. La tripulación fue absuelta por el Tribunal de Agrigento el 7 de octubre de 2009, después de cinco años de proceso. Schmidt quiso compartir el premio con los dos patrones tunecinos. Acudieron a recibir la medalla en Berlín el hijo del patrón Abdel Karim Bayoudh, Mohamed Amine, y el comandante Abdel Basset Zenzeri.

La asociación Borderline-Europe, de la que también es miembro el patrón Schmidt, busca ahora con otras asociaciones alemanas fondos para los pescadores tunecinos, que desde que comenzó el proceso carecen de trabajo en Túnez, al seguir sus barcos secuestrados en Lampedusa.

Traducido para Rebelión por Gorka Larrabeiti




Capitanes intrépidos
salvataggio in mare
“Nos hallamos en medio del paso. Es nuestra zona de pesca y su zona de tránsito”. Casi a diario los pescadores del Canal de Sicilia se cruzan con las barcas de los migrantes frente a las costas de Lampedusa. Cada vez más a menudo sustituyen a la Guardia Costera y la Marina militar en los rescates difíciles. Historias de profunda humanidad, de héroes anónimos que no miraron hacia otro lado porque “cuando ves a un niño de tres meses en el mar no piensas ni en el dinero ni en el tiempo perdido: sólo piensas en salvarle la vida”